• Ulysses by Alfred Lord Tennyson

    by azathothvurf on January 04, 2005
    (1809-1892) 1 It little profits that an idle king, 2 By this still hearth, among these barren crags, 3 Match'd with an aged wife, I mete and dole 4 Unequal laws unto a savage race, 5 That hoard, and sleep, and feed, and know not me. 6 I cannot rest from travel: I will drink 7 Life to the lees: All times I have enjoy'd 8 Greatly, have suffer'd greatly, both with those 9 That loved me, and alone, on shore, and when 10 Thro' scudding drifts the rainy Hyades 11 Vext the dim sea: I am become a name; 12 For always roaming with a hungry heart 13 Much have I seen and known; cities of men 14 And manners, climates, councils, governments, 15 Myself not least, but honour'd of them all; 16 And drunk delight of battle with my peers, 17 Far on the ringing plains of windy Troy. 18 I am a part of all that I have met; 19 Yet all experience is an arch wherethro' 20 Gleams that untravell'd world whose margin fades 21 For ever and forever when I move. 22 How dull it is to pause, to make an end, 23 To rust unburnish'd, not to shine in use! 24 As tho' to breathe were life! Life piled on life 25 Were all too little, and of one to me 26 Little remains: but every hour is saved 27 From that eternal silence, something more, 28 A bringer of new things; and vile it were 29 For some three suns to store and hoard myself, 30 And this gray spirit yearning in desire 31 To follow knowledge like a sinking star, 32 Beyond the utmost bound of human thought. 33 This is my son, mine own Telemachus, 34 To whom I leave the sceptre and the isle,-- 35 Well-loved of me, discerning to fulfil 36 This labour, by slow prudence to make mild 37 A rugged people, and thro' soft degrees 38 Subdue them to the useful and the good. 39 Most blameless is he, centred in the sphere 40 Of common duties, decent not to fail 41 In offices of tenderness, and pay 42 Meet adoration to my household gods, 43 When I am gone. He works his work, I mine. 44 There lies the port; the vessel puffs her sail: 45 There gloom the dark, broad seas. My mariners, 46 Souls that have toil'd, and wrought, and thought with me— 47 That ever with a frolic welcome took 48 The thunder and the sunshine, and opposed 49 Free hearts, free foreheads--you and I are old; 50 Old age hath yet his honour and his toil; 51 Death closes all: but something ere the end, 52 Some work of noble note, may yet be done, 53 Not unbecoming men that strove with Gods. 54 The lights begin to twinkle from the rocks: 55 The long day wanes: the slow moon climbs: the deep 56 Moans round with many voices. Come, my friends, 57 'T is not too late to seek a newer world. 58 Push off, and sitting well in order smite 59 The sounding furrows; for my purpose holds 60 To sail beyond the sunset, and the baths 61 Of all the western stars, until I die. 62 It may be that the gulfs will wash us down: 63 It may be we shall touch the Happy Isles, 64 And see the great Achilles, whom we knew. 65 Tho' much is taken, much abides; and tho' 66 We are not now that strength which in old days 67 Moved earth and heaven, that which we are, we are; 68 One equal temper of heroic hearts, 69 Made weak by time and fate, but strong in will 70 To strive, to seek, to find, and not to yield ULISES [traducido por Azathoth Vurf] 1 Pocas ganancias que un rey perezoso 2 aún en su hogar, entre peñascos estériles, 3 casado con una anciana, impuso y repartió 4 leyes desiguales sobre una raza salvaje 5 que atesora, duerme, alimentase y no lo conoce. 6 De este viaje, descansar no puedo; de la vida, 7 hasta la última gota beberé, demasiado 8 he disfrutado y sufrido con aquellos 9 que me aman; solo en una orilla, en el vaivén, 10 a la deriva de la lluviosa Híades 11 que agita el mar opaco. He forjado mi prestigio; 12 siempre vagando con un corazón sediento. 13 Bastante he visto y conocido: ciudades de hombres, 14 costumbres, climas, asambleas y gobiernos 15 que no me han sido suficientes; mas me han nombrado. 16 Gustoso bebí en la batalla con mis pares; 17 lejos, sobre las planicies resonantes de la tempestuosa Troya. 18 Formo parte de todo lo que he conocido; 19 aunque la experiencia es un arco 20 que destella un mundo inexplorado, cuyo horizonte se desvanece 21 por siempre jamás cuando yo avanzo 22 ¡Que torpeza es detenerse, finalizar, 23 oxidarse empañado y opacarse en uso! 24 ¡Como si respirar fuese vivir! y vida amontonada sobre vida 25 fuese poco, de unos pocos 26 restos para mí; empero cada hora salvase 27 del perpetuo silencio, de algo más, 28 de un creador de seres nuevos; indigno fue 29 para esos tres soles guardarme y atesorarme, 30 este gris espíritu anhelante de deseos 31 seguirá conociendo, como una estrella fugaz, 32 más allá del límite final del pensamiento humano. 33 Telémaco, mi hijo, 34 a quien cedo el cetro y esta isla; 35 amado mío, discernid para lograr 36 con gran prudencia esta labor, y calmar 37 a un pueblo desigual; sometedlos poco a poco 38 para que buenos y serviciales sean. 39 Tan culpable no eres, preocupaos en la esfera 40 de los deberes comunes; no desciendas 41 o caerás en la sensibilidad, y pagarás 42 adoración a dioses vecinos 43 cuando yo haya partido. Cumple tus deberes; y yo los míos. 44 Aquí el puerto situase, la nave su vela sopla; 45 Aquí, en el ancho mar, obscurecen las sombras profundas. Mis tripulantes 46 —almas que fatigadas están— forjáronse y pensaron junto a mí, 47 Siempre con una amistosa bienvenida 48 cogieron al trueno y la luz del sol, lucharon 49 con corazones y frentes libres, somos viejos; 50 sin embargo, la vejez obtuvo su honor y sacrificio. 51 Todo lo finaliza la muerte; mas antes del término 52 nobles hazañas puede lograr 53 el mortal que luchó con los Dioses. 54 Desde la costa las luces comienzan a centellear; 55 el día, tan largo, decae; morosa la luna elevase; los lamentos 56 profundos acaban en muchas voces. Venid amigos míos, 57 nunca es tarde para descubrir otro mundo. 58 Partamos, y sentaos bien 59 para batir los oleajes sonoros; pues quiero 60 navegar más allá del ocaso, y las aguas 61 de la Estrella del Oeste, hasta que muera. 62 Quizá los golfos nos limpien; 63 tal vez lleguemos a las Islas Felices, 64 y veamos al gran Aquiles, a quien conocimos. 65 Aunque mucho ganóse, mucho perdura; y 66 tampoco somos tan fuertes como cuando en el ayer 67 movíamos la tierra y el cielo, y eso somos: 68 somos un mismo temperamento de corazones heroicos, 69 debilitados por el tiempo y el destino; mas con fuerza de voluntad 70 presta a luchar, buscar, encontrar y jamás aflojar. __________________________________________________ Notas: 1] «Escribí Ulises después de la muerte de Arthur Hallam. Me motivo a seguir adelante y a luchar valientemente ante la vida, quizá sea de forma más sencilla que In Memoriam», Tennyson. Éste está basado en el Canto XXVI del Infierno de Dante, primera parte de la Divina Comedia. Hallam fue quien incentivo a Tennyson a estudiar a Dante. Tennyson exalta en él la aspiración eterna y persistente de su héroe, mientras que Dante lo condena por su curiosidad y sed de venganza. Ambos Poetas evocan el capítulo XI de la Odisea de Homero, en el cual el fantasma predice la suerte de Ulises. 10] La Lluviosa Híades. Grupo de estrellas que se levan con el sol en primavera en la temporada lluviosa. 34] esta isla, se refiere a Ítaca, hogar de Ulises, el cual él reinó . 60-61] las aguas, el lugar donde las estrellas (Estrella del Oeste) parecen sumergirse en un océano. 62] nos limpien, Homero imaginaba el océano como un río que rodeaba la Tierra y en la parte este de la entrada del Hades había un gran abismo. 63] Las Islas Felices. Las islas de los bendecidos, supuestamente ubicadas al este de los pilares de Hércules (estrecho de Gibraltar). En este lugar vivían los Dioses, y así también los valientes que muertos en batalla se ganaban la inmortalidad con sus hazañas heroicas. Contexto y Análisis del poema Alfred Lord Tennyson fue uno de los poetas, o el más grande, de la época Victoriana. La poesía victoriana estaba, a grandes rasgos, obsesionada por la grandeza de las ideas de un pasado inventado. La literatura clásica influyó mucho en el estilo y expresión de escritura de Tennyson; ningún poeta ha combinado una perfección tan clásica con un sentimiento romántico. Tennyson en este poema muestra a Ulises ya viejo, un rey que vuelve a casa, que se siente inútil por haber regresado y no encontrar ninguna razón porque combatir; pero que es estoico al burlarse de su vejez y encontrarse con una Penélope ya vieja (línea 1-3). Luego evoca su historial de guerrero y rey, un hombre justo y que logró mantener el orden social tan apreciado en ese entonces por los griegos; influenciado Tennyson por la época Victoriana en donde se exaltaba el conservadurismo. Aunque este poeta se refería al orden como el pilar fundamental de la sociedad (3-4). Por otra parte, presenta a un Ulises que reconoce que nadie lo ha conocido como es él realmente, que es más que esa persona logró triunfar en Troya, que es más que ese hombre que pudo volver a casa y ver nuevamente a su amada Penélope, que de verdad él es sólo un verdadero buscador (5). En este poema, se presenta la vida como una lucha constante, y que cada segundo es más valioso que el anterior, que el pasado, pasado es; que lo que realmente vivimos es un presente eterno, que no vale la pena mirar hacia atrás para sentirse arrepentido, vengativo e insatisfecho, o quedarse en los laureles creyendo que ya todo está escrito (6-11). Luego en la línea 18 Ulises siente que el pasado ha sido una obra que él pintó y cada momento, lugar y personas están en su corazón y viceversa; sus experiencias son fragmentos memorables, los cuales no puede no borrar, siente nostalgia, pero que debe seguir adelante en su lucha. Desde la línea 19 a la 21 nos entrega esa esperanza de que cada día es distinto, y de que para lograr alcanzar tus sueños se debe perseverar, pues nunca se termina por aprender. Ulises es inconformista, desea nuevos conocimientos y nuevas experiencias, quiere sentirse vivo otra vez. Al compararse con a una estrella fugaz podría interpretarse metafóricamente que los seres humanos somos efímeros; no obstante, hay que lograr hasta el final que no decaiga el espíritu de esa estrella, que tiempo pasa tan rápido sin que nos demos cuenta (24-32). Desde la línea 49 hasta la 53 se presenta este estoicismo, sabe que la edad no es la misma, pero que el esfuerzo al final de cuentas es lo que vale. Al decir que la muerte todo lo finaliza (51) simboliza la lucha eterna entre los seres humanos y su destino fatal. Los griegos de la época clásica estimaban que sus vidas estaban predestinada por los Dioses, no importaba cuanto uno quisiese huir de su destino fatal, al final terminaba cumpliéndose todo (término literario denominado posteriormente como Ironía Cósmica). En la línea 64 Aquiles es simbólico, si se retoma la idea de la línea 51, representa la grandeza humana de tomar una decisión y enfrentarse con valentía al destino fatal, la muerte, y de esa forma lograr la gloria eterna y convertirse en un dios (su madre, la ninfa marina Tetis, le profetizó que si participaba en la Guerra de Troya, moriría ante las muralla de esta cuidad). Ulises lo evoca para decir que el heroísmo es mayor que lo desastroso que es la vida misma, pues de esta convicción estoica y paradójicamente optimista puede trascender nuestra alma, que lugar más placentero y feliz es, según Tennyson, la vida después de la muerte, te encuentras con tus seres queridos y vives eternamente en el universo. Que si de verdad queremos ser más que humanos primero debemos ser espíritu y alma, no sólo la concepción del alma como entidad inmaterial, sino como esencia del cosmos. Finalmente, las líneas 65-70 incitan a que todo con esfuerzo y dedicación se puede, que no hay que rendirse ante la adversidad del destino fatal, que la felicidad del ser humano depende tanto de lo que haga acá en este mundo, y de que siempre va existir incertidumbre en lo que uno haga, pero que al final lo que decide quien eres son tus hazañas y cómo enfrentes la muerte. Para que digas antes de morir «sí, hice todo lo que pude por vivir dignamente, no importa cuantas lágrimas derrame para lograrlo, pero ahora puedo morir en paz». Copyright © Azathoth Vurf, 1994-2005. El contenido entregado es propiedad del autor, excepto donde se indique la propiedad, derechos de copia o marca registrada de terceros. Por tanto, Cualquier copia o duplicación completa o parcial del contenido de estas páginas sin autorización escrita del autor es ilegal. Copyright © Azathoth Vurf, 1994-2005 Unless otherwise noted, copyright of the material on this server is held by its author. Permission is granted to reproduce and distribute copies of the work for nonprofit educational or library purposes, provided that copies are distributed at or below cost, and that the author, source, and copyright notice are included on each copy.
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  • Existencialismo y dilemas en Siddhartha de Hesse

    by azathothvurf on December 18, 2004
    [Existentialism and dilemmas on Hesse's Siddhartha] Author: Azathoth Vurf I Parte Durante años se ha señalado que esta obra de Hesse es casi religiosa, que tiene una visión del mundo de la India, que de cierta forma se puede tener un acercamiento al mundo de los brahmanes y budistas. Sin embargo, en esta interpretación quisiera argumentar por que esta obra nos presenta tanta infelicidad y desilusión. Hesse influenciado por esta visión filosófica, es decir, el existencialismo, deja entrever que este mundo está lleno de miseria humana, amargura de vivir entre seres desechables, pero que este mismo mundo es quien hace que Siddhartha se reprima y sea infeliz mientras intenta buscar la felicidad eterna, la conexión de su interior con lo exterior. A veces la perspectiva occidental de Hesse choca con este mundo de brahmanes y budistas. Para él, pareciese que Siddhartha nunca alcanza ese esencia que desea, esto es, reunirse con su verdadero yo, enfrentarlo y aprender de él. Por tanto, Hesse se refleja e identifica en cierta forma con Siddhartha, como persona, como artista, poeta y conciencia moral: « [ ]…Todas estas cosas y mil más, de abigarrada diversidad, habían existido desde siempre… [ ] Pero todo había sido sólo un velo efímero e ilusorio a los ojos de Siddhartha, un velo del cual desconfiaba y cuyo destino era ser impregnado y destruido por el pensamiento, ya que no era esencia y las esencias se encontraba más allá de lo visible… [ ] Todo esto había existido siempre, mas Siddhartha no lo había visto: su espíritu se hallaba ausente. Pero estaba allí, formando parte de esas cosas. Por sus ojos se filtraban la luz y la sombra; la luna y las estrellas en su corazón». El Yo que Hesse se interesó al parecer era ese, ya que para él la religión ha coartado la imaginación de sentir, disfrutar y experimentar la belleza de la naturaleza, ya sea en su inmensidad o pequeñez de formas, colores, texturas y formas, las cuales para Hesse afectan espiritualmente—debido a esa diversidad— tanto en la creatividad y en potencial artístico como individuo. Una de los puntos de este existencialismo tiene que ver con la idea del tiempo: « ¿No era acaso el tiempo la sustancia de todo sufrimiento? ¿No era el tiempo la causa misma de todo temor y toda tortura? ¿No se suprimiría acaso todo el mal, toda la hostilidad del mundo en cuanto el tiempo fuera superado, en cuanto se aboliera la idea de tiempo?...» Según Hesse, el tiempo es un camino doloroso del cual uno no se puede salir, que la vida es más agonizante mientras más se piensa en el tiempo y lo que vendrá después: la Inevitable Muerte. Si se lo ve de otra forma, Hesse en aquellas líneas quiso decir que de qué sirve vivir si el tiempo todo lo carcome, lo vuelve inútil (vejez en este caso). O sea de que nos sirve envejecer y ser en cierto modo más sabios, si ese tiempo de sabiduría se irá tan pronto y que la sabiduría jamás será enseñada, sino es mediante la experiencia: «La sabiduría no es comunicable. La sabiduría que un sabio trata de comunicar a otros suena siempre a locura...No bromeo, te digo lo que he encontrado. El saber puede comunicarse, pero la sabiduría no. Es posible encontrarla, vivirla, dejarse llevar por ella, y hasta hacer milagros con ella, pero comunicarla y enseñarla es imposible…» La sabiduría vendría siendo para Hesse un arma de doble filo, del cual puedes aprender para mejorar como ser humano o quedarte atrapado entre el mundo terrenal. En el párrafo de arriba se señala la crítica que hace Hesse acerca de las doctrinas del mundo Hindú y occidental: las religiones no me bastan para ser sabio, yo debo encontrar mi propio camino. II Parte La fascinación hacia este libro en la mayor parte del mundo radica en que las preocupaciones de Siddhartha son universales: el interés general de Hesse hacia el conflicto entre la mente, el cuerpo y el espíritu. Ese sendero para Hesse fue desde su niñez tortuoso y abrupto, moldeó su creencia tan pesimista entorno a los seres humanos, y en especial de las religiones como entes dogmáticos. Según esta interpretación existencialista, uno debería intentar crearse su propia religión o fe. A veces esta convicción de Hesse es individualista y paradójica, pues uno es el que debe ser su propia religión, es decir, ser su propio Dios. A fin de exponer y argumentar lo antes señalado cito sus palabras: «[ ]…mis padres pasaron la mayor parte de sus vidas realizando misiones cristianas en la India, aunque sólo mi primo y yo nos dimos cuenta que para ellos no existía un orden de preferencia entre las religiones. Mis padres y mi abuelo no sólo tenían un gran conocimiento respecto a las creencias de la India, sino que también las comprendían, pero sólo la mitad de ellas habían admitido. Desde mi infancia participé y respiré tanto de la espiritualidad del Hinduismo como la del Cristianismo. [ ] Sin embargo, comprendí que el cristianismo era una forma única, rígida y decisiva en mi vida, además de ser insuficiente, transitoria, anticuada y casi extinta. Lo consideré como un protestantismo matizado de forma devota, y la experiencia fue profunda e intensa: las vidas de mis abuelos y padres habían sido totalmente controladas siguiendo una postura, a fin de servir al Reino de Dios, y que los seres humanos debían comprender que sus vidas eran un préstamo de Dios, y debían intentar vivirla no de modo egoísta, sino que al servicio y sacrificio de Dios, lo cual para mí fue una experiencia y herencia que repercutió mucho en mi niñez. [ ]… mi religión personal a veces cambiaba de forma, nunca en una conversión repentina, sino siempre de forma lenta como el crecimiento y el desarrollo. La razón de que mi Siddhartha no pone conocimiento sino amor sobre todo, que rechaza el dogma y hace que la experiencia de la unidad sea el punto central, se podría interpretar como un retroceso hacia el cristianismo, sí, como una característica verdaderamente protestante» (Mi creencia, Ensayos sobre la Vida y el Arte, Herman Hesse, páginas 177-180, 1974). Conforme a Hesse, la revolución sociocultural de la I Guerra Mundial significó un nuevo comienzo radical para su vida y su arte. En 1921, este autor señaló que en esos momentos el Budismo en sí se parecía en la India más a una Reforma, al igual que el Cristianismo. Es decir, una Reforma con las mismas consecuencias fatales que Hesse detectó en la Reforma Protestante. Además, dijo que ambas reformas tienen el mismo proceso: en el comienzo existe una espiritualidad, la conciencia del individuo se transforma en la institución más importante, luego finaliza con una secta llena de aires de grandeza, la influencia de la clase clerical disminuye, y al final el pensamiento y la conciencia del individuo se defiende ante las autoridades. Cuando los protestantes se corrompieron en el transcurso de estas últimas décadas, el Budismo retrocedió cediéndole el Viejo Reino de los Dioses a nuevas sectas. En ambos casos, y continuando con lo expuesto en el párrafo anterior, la religión protestante apreciada en su intelecto probó ser ineficaz debido a que la reformada creencia puritana requería un autosacrificio del individuo, el cual sólo pocos pueden lograr. Los creyentes pueden de forma preestablecida dar ofrendas y comportarse, pero no pueden renunciar a sí mismos. Esta realidad experimentada en la infancia condujo a Hesse pronunciar que en esos días vivía en un mundo que mostraba una gran desconfianza ante las sensaciones y el talento de los jóvenes y, que convencido de que el libre albedrío del ser humano era malo o diabólico, intentó descartar su libre albedrío para obtener el amor de Dios y lograr salvarse en aquella sociedad cristiana. El otro dilema universal en Hesse, es referente a que si lo que sentimos por alguien o algo es una sensación o un pensamiento. Hesse quizá quiso preguntarse a sí mismo: ¿lo que me pasa ahora es que realmente lo siento o es que lo pienso? O por así decirlo: ¿esto que me llena de felicidad (por ejemplo, el amor) proviene de mi corazón o de mis pensamientos? A lo mejor sea bastante pesimista de su parte pensar de esta manera. Sin embargo, este autor alemán, nacionalizado suizo, tal vez cuestionó esa preferencia humana por lo racional y no por lo que proviene desde el corazón. De esta forma, y acorde a Hesse, desde el corazón provendría esta conciencia moral, un tanto confusa y abigarrada por la herencia e influencia cristiana e hinduista. Conciencia moral que, según Hesse, debiera actuar cuando el corazón le dice. Este dilema de aceptar o no aceptar una religión, Hesse lo refleja mediante Siddhartha cuando rechaza y cuestiona los senderos del Gotama Buda; no se redime ni siquiera ante el Iluminado. El Gotama Buda le advierte del peligro de razonar siempre sobre nuestras realidades. «—Eres inteligente, samana —dijo el Venerable—. Y sabes hablar con gran prudencia, amigo mío ¡mas cuídate de una inteligencia excesiva!». El Gotama Buda vendría representando esa luz de esperanza, pero que al parecer no se puede alcanzar, pues ésta tan sólo brilla mediante la experiencia adquirida, experiencia que Siddhartha desea tener para poder lograr la liberación de ese sufrimiento de vivir, obtener la unidad con su esencia y con el cosmos. No obstante, Siddhartha sabe que no podrá conseguir sus objetivos si se somete a la doctrina de otras personas, que nada sirven las enseñanzas-experiencias del Gotama Buda si él no las ha experimentado aún, que son sólo palabras y que al fin y al cabo importan las acciones, los hechos y la experimentación para poder entender de cierta forma la esencia de lo que lo rodea. Por más que trata de seguir esta voz interior, Siddhartha termina utilizando a veces el raciocinio, no el corazón y la conciencia moral, pese a que Hesse haya señalado lo contrario. De acuerdo a esto cito lo siguiente extraído del libro: «¡El exceso de conocimientos, de versos sagrados, de normas rituales, mortificación, celo y aspiraciones lo que lo había inmovilizado! Dominado por su orgullo, había sido siempre a un paso por delante de todos los otros, siempre el hombre espiritual y sabio, siempre el sacerdote o el gran erudito. Y en ese sacerdocio, en ese orgullo, en esa espiritualidad se había escondido su Yo, en ellos se hallaba instalado y seguía creciendo, mientras Siddhartha creía poder matarlo con ayunos y penitencias. Mas ahora se daba cuenta que veía que la voz misteriosa había tenido razón, que ningún maestro hubiera podido liberarlo nunca. De ahí que se viera obligado a ir por el mundo, a pederse en el placer y en el poder, en las mujeres y en el oro… [ ] Por eso había tenido que soportar en esos terribles años el hastío, la vacuidad y lo absurdo de una vida monótona y perdida, soportarlo hasta el final, hasta la más amarga de las desesperaciones, hasta que el Siddhartha libertino y codicioso pudiera también morirse». Quizá esa sea el mayor dilema de Hesse, y que lo refleja en Siddhartha. Que el verdadero buscador es quien no se detiene ante nada ni nadie, que debe comprender cuando detenerse y seguir un sendero recto para alcanzar la unión de su esencia con el cosmos, para que sean uno y la vez todo. Hesse como tantos escritores, a mi parecer, se quedan en el camino, buscan la felicidad, pero todo queda a mitad de camino. Se desilusionan de la vida, que por más que les pregunten si quisieron alguna vez cambiar el mundo y contestan que No, y en realidad sí lo hacen; pero que sienten que la felicidad no es un estado mental o una reacción ante la vida, sino un modo de enfrentar esa larga espera antes de la Muerte, que a veces es mejor morir con la frente en alto y decir «sí, aquí estoy, nunca pude ser feliz, pero de cierta forma hice que otras personas lo fueran con lo que escribí, poco importa ya si fui feliz». Así también, se percibe que muchos autores nos acercan con sus obras, pero que paradójicamente ellos se alejan cada vez más de sí mismo cuando las escriben o cuando se vuelven famosos con ellas. Copyright © Azathoth Vurf, 1994-2005. El contenido entregado es propiedad del autor, excepto donde se indique la propiedad, derechos de copia o marca registrada de terceros. Por tanto, Cualquier copia o duplicación completa o parcial del contenido de estas páginas sin autorización escrita del autor es ilegal. Copyright © Azathoth Vurf, 1994-2005. Unless otherwise noted, copyright of the material on this server is held by its author. Permission is granted to reproduce and distribute copies of the work for nonprofit educational or library purposes, provided that copies are distributed at or below cost, and that the author, source, and copyright notice are included on each copy.
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  • Ensayo: el sueño en el soliloquio «Ser o No Ser».

    by azathothvurf on November 19, 2004
    El sueño en el soliloquio «Ser o No Ser» de Shakespeare Shakespeare escribió de tal forma esta tragedia que destacó a los soliloquios, es decir, ese momento en que un personaje habla en voz alta, conversa consigo mismo. En cierta medida, el soliloquio hereda del coro un valor especial en el desarrollo de la trama. En Hamlet, el Príncipe de Dinamarca se suceden varios soliloquios. El príncipe pronuncia seis, todos notables. El soliloquio del Acto III, primera escena, es conocido con las iniciales: Ser o No Ser. Es sin duda la frase shakesperiana más conocida y utilizada del extenso léxico del poeta. El soliloquio ocurre cuando el alma del Príncipe pasa por gravísimos tormentos; en poco tiempo se ve abrumado. Para entender el hondo significado de este soliloquio es necesario tener presente la vorágine de tormentos que pesan en la mente del Príncipe, El «Ser o No Ser» es como un compás de espera en la mente de Hamlet. Siguiendo la norma de este ensayo, se ha tomado como base para este análisis una traducción especial, cercana lo más posible al texto shakesperiano: "Ser o no ser: esa es la pregunta ¿Es acaso más noble para la mente sufrir los golpes de honda y las flechas de una insultante fortuna o tomar las armas contra un mar de tormentos y, oponiéndose terminar con ellos? Morir: dormir; no más; y por un sueño decir que terminaron los dolores del corazón y miles de los conflictos naturales que son la herencia de la carne; es esto un término que devotamente deberíamos desear. Morir: dormir, dormir: tal vez soñar ¡Ay de mí! Este es el obstáculo; pues en ese dormir de la muerte ¿qué sueños pueden venir cuando nos hayamos despojado de nuestra mortal vestidura? He aquí la reflexión que hace penosa una tan larga vida ¿Quién soportaría los daños y desprecios de los años, la injusticia del opresor, la soberbia del hombre orgulloso, el tormento del amor despreciado, el retraso de la justicia, la insolencia de los funcionarios, la desestimación que el mérito paciente recibe de los indignos, cuando uno mismo podría provocar su quietud con un simple estilete? ¿Quién querría soportar cargas, gemir y sudar bajo el peso de una vida fatigosa si no fuera porque el temor de algo después de la muerte, ese país desconocido de cuyos confines ningún viajero regresa, desconcierta nuestra voluntad y nos impulsa a soportar aquellos males que nos afligen antes de volar hacia otros que no conocemos? Es así como la conciencia hace de cada uno de nosotros un cobarde; y así los matices primitivos de la resolución se oscurecen con la pálida sombra del pensamiento y las empresas de gran aliento, con estas consideraciones, tuercen su curso y dejan de tener nombre de acción". Le preocupa al Príncipe profundamente la nobleza del alma, lo cual para él ha sido algo constante en su vida. Hace muy poco. Sólo días o semanas, en rápida sucesión han caído sobre su alma toda suerte de desgracias que tienen a su ánimo atenazado por el dolor. Un sombrío infortunio se cierne sobre sus días. Si ubicamos este soliloquio en el marco del desarrollo de la tragedia, es un momento que representa una síntesis de su estado de ansiedad y de depresión. Su espíritu alterado atraviesa por un eclipse. Mas, la dignidad del Príncipe, su paso sereno, la clara inteligencia y la elegancia del lenguaje, están intactos. Está frente a un dilema: ser o no ser; someterse al infortunio o terminar con el mar de tormentos que lo rodean. Es una densa queja contra la atmósfera que lo envuelve. Nada es personal; no aparece ningún nombre, aun cuando sabe de dónde, de quiénes surge su desgracia. Enumera sí, en un orden muy lógico, estas circunstancias, que aparecen como una estampa de la sociedad, en sus aspectos más destacados. Acude varias veces a la muerte y al temor de volar a un país desconocido, del cual nadie regresa. Todo es angustia, temor, espanto. Junto a la idea de muerte y al hecho de morir, el poeta se refiere al sueño: ¡morir, dormir; dormir: tal vez soñar! Es el sueño que imita a la muerte lo más trágico atribuido al sueño. No es el acto fisiológico que repara las fuerzas y tranquiliza la mente agitada. No; es el estado que más se parece a la muerte. Esta íntima unión de la idea de la muerte con el sueño es la más depurada esencia de su ansiedad. La mente nublada del Príncipe, en un silencioso acto de desesperación, ve la muerte y al sueño como muy unido. Extraído de "La medicina en la obra de William Shakespeare", escrito por Alejandro Garretón Silva, Editorial Universitaria. Análisis de este soliloquio Author: Azathoth Vurf Mi análisis de este soliloquio es que Shakespeare se ve en un dilema universal: vivir o no vivir. De cierta forma el Poeta es estoico, o trata de serlo, pues sabe que la vida no es fácil y nunca lo será. No obstante, la mayoría de la humanidad se afana por soportar esa espera sufrible de la muerte, y a la vez Shakespeare es autocrítico y se burlar de ello: sé que moriré, pero finjo que no me importa. Luchar o no hasta el final es la interrogante. Hamlet se da cuenta que el sueño es lo más parecido a la muerte, porque es un estado donde lo racional deja en parte de serlo para convertirse en fantasía y tranquilidad incontrolable debido al instinto necesario de dormir de los humanos. Pero que quizá la muerte es eso sólo un sueño, un estado de reposo eterno o no. Además Shakespeare critíca la vida que llevan los seres humanos: la mayor parte de nuestra vida en la tierra la pasamos duemiendo, digamos 65% (si lo pensamos bien contemos cuánto es el tiempo que dormimos), pero que no nos damos cuenta, pues lo asociamos (justificamos) a nuestro instinto primario, después de la comida. Que en cierta forma deberíamos aprovechar esta vida que llevamos, que deberíamos mejorar el ritmo que llevamos en la actualidad. Sin embargo, lo podemos ver desde el punto de vista existencialista ateo: ¿vale la pena vivir esta vida? ¿será bueno finjir que esta vida es buena a pesar de sus dificultades? ¿hasta que punto somos capaces de soportarlo y si va influir a la larga en nuestra individualidad y libertad primaria? Copyright © Azathoth Vurf, 1994-2005. El contenido entregado es propiedad del autor, excepto donde se indique la propiedad, derechos de copia o marca registrada de terceros. Por tanto, Cualquier copia o duplicación completa o parcial del contenido de estas páginas sin autorización escrita del autor es ilegal. Copyright © Azathoth Vurf, 1994-2005. Unless otherwise noted, copyright of the material on this server is held by its author. Permission is granted to reproduce and distribute copies of the work for nonprofit educational or library purposes, provided that copies are distributed at or below cost, and that the author, source, and copyright notice are included on each copy.
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  • Essay : Evergrey's The Inner Circle

    by azathothvurf on November 17, 2004
    Ensayo sobre El Círculo Interno de Evergrey Author: Azathoth Vurf The Inner Circle trata un de tema bastante problemático: como las religiones, mediantes las personas (o viceversa) y no Dios, te prometen paz, tranquilidad, seguridad, prosperidad y unidad posterior con el Creador. Sin embargo, estas mismas promesas te dejan aislado frente al mundo (familia, amigos y a ti mismo), botado en el camino, provocándote una confusión y caos en tu interior y con el resto del mundo. En ellas, pierdes tu esencia cuando te entregas a un ideal irreal, que en este caso sería aceptar la bendición de Dios, disponer de su voluntad, que Él sea tu guía espiritual. Henrik Danhage señaló en unas de sus entrevistas que este disco trata de este viaje que en un principio es fenomenal debido a que experimentas la «supuesta» bendición de Dios, pero que esas mismas personas, que te mostraron de cierta forma el camino hacia la espiritualidad, son las que al final te decepcionan, te alejan de Dios, y en el peor de los casos, a negar la existencia de Dios, a no confiar en nada ni nadie. Otro punto que de referencia que Henrik Danhage apela, es como las iglesias —en especial la católica— han encubierto la verdad en su favor. Hoy han salido a la luz muchos casos de pedofilia de sacerdotes que durante años la iglesia ocultó; por lo cual, creo que las visiones de Henrik Danhage respecto a la religión y a las iglesias —como lugar de reunión con Dios, es decir, alcanzar la ansiada paz interior contigo y con el resto del mundo— no son las más alentadoras. Quizá, Henrik se pregunta cómo puede pasar esto en lugar en que se supone es sagrado al igual que sus fieles, para concluir en que todo es una farsa, una maldita hipocresía por parte de nosotros los seres humanos que buscamos siempre la verdad. Si vemos este disco desde el punto existencialista de Kierkegaard, estamos condenados a tener una convicción ciega que más que ciega es vidente, pero que escapa a nuestro razón humana, imperfecta, pero que se afana hasta el final de su existencia de no serlo, para que de esta forma justifique su fe con Dios, para tener algo en que creer y no sea tan dolorosa la espera de la muerte inevitable. El problema radica en que todo ser humano tiene derecho a buscar un camino, sea espiritual o religioso. Además, nadie puede imponer sus ideas, las puedes analizar, y después determinar si la aceptas o no. Cuál es entonces la esencia de la convicción: buscar el camino, sin importar caerte; saber que decisión tomar, sin consecuencias nefastas; de cierto modo saber cual es el camino correcto y si al encontrarlo seguirlo y no detenerse. No obstante, lo que determina a los seres humanos —según este disco— somos nosotros y nadie más. Y si se lo mira desde lo religioso, también, porque Dios te entrega el libre albedrío para que sepas que sendero seguir. Copyright © Azathoth Vurf, 1994-2005. El contenido entregado es propiedad del autor, excepto donde se indique la propiedad, derechos de copia o marca registrada de terceros. Por tanto, Cualquier copia o duplicación completa o parcial del contenido de estas páginas sin autorización escrita del autor es ilegal. Copyright © Azathoth, 1994-2005. Unless otherwise noted, copyright of the material on this server is held by its author. Permission is granted to reproduce and distribute copies of the work for nonprofit educational or library purposes, provided that copies are distributed at or below cost, and that the author, source, and copyright notice are included on each copy.
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